martes, agosto 01, 2006

Análisis sí, alegría también

Cartagena de Indias.- LAS INTENSAS jornadas que incrementaron en los últimos días la bien ganada fama de esta ciudad son ya historia. Este domingo cerraron aquí los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe y desde entonces se suceden recuentos en medio de los muchos ecos dejados por la cita. Al margen de consideraciones de otro tipo, dos noticias parecieron definir la edición: el bien acogido y victorioso regreso de Cuba a estos escenarios y un panorama competitivo totalmente diferente. Favorecidos por realidades que van desde el mayor respaldo gubernamental hasta el creciente interés de patrocinadores e instituciones, pasando por el aporte de técnicos cubanos y la "importación" de competidores, son varios los países que exhibieron marcados progresos. En ese contexto México sacó provecho a su mejoramiento y a las características de un calendario que dejó para los finales pruebas decisivas para la isla, y se adueño de la cima durante buena parte de la justa. Incrédulos y desconocedores llegaron a pensar en la victoria azteca, y los medios exacerbaron el paso de sus exponentes, pero las aguas tomaron su nivel cuando Cuba asumió el mando a falta de cuatro fechas, en un día especial para los suyos: el 26 de julio. Desde entonces creció el ritmo de la cosecha dorada como remate final a un oponente entusiasmado pero incapaz de soportar el ritmo con que los monarcas fijaron en 138-86-61 el balance de su medallero, por 107-82-86 el de los subtitulares. Los análisis, más que necesarios imprescindibles, tendrán que basarse no en la comparación con lo conseguido hace ocho años, porque la realidad de hoy es otra, sustancialmente más exigente, y tiende a crecer en ese orden. Tal vez ni los más avezados lo habían asimilado en toda su magnitud, pero la región creció atléticamente en ese período y vencer requerirá cada vez más dedicación en todos los órdenes. Por eso habrá que aceptar como posibles desenlaces hasta ahora signados por el sello de lo "insólito" o "sorpresivo", con independencia de la lógica condición de favorito que otorgan resultados a más alto rango. Ello sin justificar señales de desaliento, carencia de entrega o menosprecio, pues más de un deporte sin el roce que todos desearían garantizarle se erigió ahora frente a contrarios mejor rankeados, mientras a otros sucedió lo contrario. Y eso mientras se incrementa la vocación solidaria que trajo a esta urbe a 52 técnicos de la isla al mando de atletas de ocho naciones y capaces de ganar 14 títulos, 20 medallas de plata y 26 de bronce. Lo acontecido en Cartagena marca una pauta. Nada será igual desde ahora en el horizonte deportivo de la región y esa realidad hay que asumirla con inteligencia. Ningún país como Cuba está preparado para enfrentarla y conocimiento de causa abunda para hacerlo, pero la aspiración de haber conseguido más en nada puede empañar el triunfo rubricado aquí.

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